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Como ya te contamos en nuestra entrada sobre “Las denominaciones de origen del vino en España”, nuestro país es una de las mayores potencias vinícolas a nivel mundial, tanto en volumen como en calidad. Sin embargo, no todos los vinos son iguales y cada uno posee sus propias peculiaridades.
Tintos, rosados, espumosos… no solo se diferencian entre sí en cuanto a su elaboración o materia prima, sino que la forma en que los consumimos también se convierte en un factor decisivo para poder degustarlos de forma idónea. Uno de los elementos que más afectan al resultado en paladar de cada variedad es su temperatura. Por ello, en este artículo descubrirás cuál es la temperatura más adecuada del vino para no perder ni una gota de sabor.
La mejor temperatura a la que servir el vino
Así es, aunque no lo creas la temperatura en la que se encuentra el vino que vayamos a degustar es un factor fundamental a tener en cuenta. Esto está especialmente relacionado con la esencia misma del vino: un caldo de uva fermentado. La fermentación es el proceso por el cual el azúcar que contiene la uva es convertido en alcoholes y dióxido de carbono al entrar en contacto con determinadas bacterias y levaduras. Se trata de un proceso químico complejo que, sin embargo, es imprescindible para la obtención de cualquier vino. Este proceso durará todo el tiempo de vida del vino, variando en intensidad en función de las condiciones en las que se mantenga el producto. Uno de los elementos determinantes para que se produzca esta fermentación de un modo adecuado es el control de la temperatura a la que se realiza el proceso.
Como hemos visto, si el proceso de fermentación sigue activo cuando vamos a degustar un vino, y la temperatura del caldo está directamente relacionada con él, podemos entender la importancia de cuidar este detalle para degustarlo con todo su potencial.
Pero no todo acaba aquí, pues la variedad de vinos de los que disponemos en nuestro país, implica también una gran diversidad en lo que se refiere a la materia prima y al tipo de fermentos que se emplean para su elaboración, afectando directamente a la temperatura más adecuada para servir cada uno de ellos. Un exceso de temperatura, que aumenta la velocidad de fermentación, podrá marcar más las notas de alcohol, mientras que una temperatura demasiado baja, terminará por ocultar los matices y aromas propios de cada variedad.
La temperatura ideal para cada tipo de vino
Es posible que no conocieras la relación que existe entre temperatura y sabor pero, si además ahondamos en cuál es la mejor relación entre estos conceptos aplicados a cada variedad de vino, seguramente te sientas aún más perdido. No pasa nada, te ayudamos a resolverlo.
Para conocer cuál es el punto idóneo de atemperamiento de cada variedad de vino, conviene que estructuremos dichas variedades en los siguientes nueve grupos principales:
- Espumosos, como el cava o el champagne.
- Blancos dulces, como el Moscatel.
- Tintos jóvenes.
- Tintos jóvenes secos, como el Chianti.
- Rosados.
- Generosos, como el Jerez o Manzanilla.
- Blancos fermentados en barrica, como el Chardonnay.
- Tintos crianza.
- Tintos reserva y gran reserva.
A continuación, mediante la siguiente tabla, te indicamos cuál es la temperatura de servicio ideal para cada uno de ellos:
Variedad de vino. | Temperatura óptima. |
Espumoso | 7ºC |
Blanco Dulce | 8ºC |
Tinto Joven | 9ºC |
Blanco Joven Seco | 10ºC |
Rosado | 10ºC |
Generoso | 11ºC |
Blanco Fermentado en Barrica | 12ºC |
Tinto Crianza | 15ºC |
Tinto Reserva y Gran Reserva | 17ºC |
Como indica la tabla, los vinos con un proceso de fermentación más corto, requieren temperaturas de consumo más bajas, mientras que aquellos que han sido expuestos a una fermentación más prolongada, admitirán temperaturas más elevadas.
En cualquier caso, nunca deben servirse por debajo de los 4ºC, pues los matices y peculiaridades en boca de cada caldo podrían pasar desapercibidas, y la acidez podría aumentar hasta devastar el sabor original. Tampoco deberán superar nunca los 20ºC, ya que el aumento repentino del proceso de fermentación nos haría percibir un sabor mucho más fuerte a alcohol, u otorgarle demasiado dulzor.
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Cómo llevar el vino a su temperatura ideal
Para llevar el vino a su temperatura de consumo preferente, te recomendamos que emplees siempre el sistema más clásico: introduciendo la botella en un contenedor con agua y hielo a partes iguales. Además de ser la manera más rápida, este sistema te permitirá mantener todas las cualidades del producto. También puedes ayudarte de un termómetro para saber cuándo retirar la botella. En cualquier caso, evita siempre introducir la botella en el congelador, porque podría dañar de forma irreversible las cualidades, aromas y texturas del vino.
La mejor temperatura a la que conservar tus vinos
Pero si no solo te complaces de degustar un vino en sus mejores condiciones de forma ocasional, y estás pensando en crear en casa una pequeña bodega en la que mantener tus vinos correctamente, en GaleraRegalos disponemos de una selección de los mejores vinos con los que poder aplicar estos consejos para su mejor conservación.
El vino debe mantenerse, si es por un período de tiempo prolongado, en un mismo lugar, con la menor exposición posible a la luz solar y a una temperatura que no supere los 24ºC ni descienda de los 12ºC. Cuando el vino se mantiene a una temperatura superior, se produce un proceso de oxidación que malogrará sus cualidades, y si la temperatura desciende de la indicada, se paralizará el proceso natural de envejecimiento y el corcho podría resentirse.
Aún más importante que asegurar una temperatura adecuada de conservación es protegerlo de los cambios de temperatura. El vino tiene una muy baja tolerancia a estos cambios, no pudiendo nunca superar el grado y medio a lo largo del día, o los dos grados y medio a lo largo del año.