Tipos de vino blanco español y variedades de uva

La gastronomía española trae consigo un sinfín de manjares y placeres para el gusto tan nuestro que algunos de nuestros mejores productos quedan eclipsados. Somos tierra de vinos tintos, de jamón ibérico y de aceite de oliva. Pero hay muchísimos más productos que nos caracterizan y en los que somos maestros a la hora de elaborarlos. Sin duda, este es el caso del vino blanco español, todo un estandarte internacional de calidad y sabor por el que se nos reconoce en todo el mundo.

En nuestro haber, se encuentran algunas de las variedades más codiciadas por los enólogos, pues ellos conocen mejor que nadie el amplio mundo en el que nos vamos a introducir con este artículo. Si quieres descubrir todo lo que el vino blanco español te puede ofrecer, sus características y cuáles son las mejores variedades, sigue leyendo.

Qué es el vino blanco y cuáles son sus características

El vino blanco es una bebida alcohólica que proviene de la uva blanca y que se produce mediante fermentación. Tanto para aperitivos como para comidas, es un buen acompañamiento que marida a la perfección con sabores suaves y dulces.

Su rasgo más característico es su color, que realmente no es blanco. Su principal color es el amarillo que se puede observar en diferentes intensidades y tonos, como el amarillo pálido, el amarillo verdoso, el dorado e incluso algunas variedades que se acercan al naranja. De todo ellos, los mejor valorados son aquellos que poseen un líquido con poco color, siendo más bien pálidos y con muchos reflejos.

Otro aspecto esencial es el olor o aroma, que puede variar mucho entre botellas de la misma añada, por lo que la variedad es un factor fundamental del aroma del vino blanco. Aunque a criterio de los expertos es complejo definir con claridad el olor de estos vinos, resaltan las notas de manzanilla, menta, manzana, avellana, jazmín o en sus aromas primarios, que evolucionan en la nariz hacia matices propios de su fermentación y terminan en puntos frutales y florales.

En cuanto al sabor, se trata de un vino generalmente dulce y suave, más ligero que el tinto o el rosado. Existen vinos blancos que tienden a la acidez y la mayoría recuerdan a la manzana y al limón mientras se degustan en el paladar. Esto no implica que no existan vinos blancos más fuertes, lo cual sucede si han sido fermentados en barrica.

Propiedades del vino blanco

Gracias a la gran cantidad de estudios científicos que se han hecho sobre el vino blanco, se conoce que posee muchas propiedades beneficiosas para la salud:

La más destacada y la más conocida es, sin duda, el efecto antioxidante que ayuda a frenar el envejecimiento celular y, además, reduce el avance de enfermedades degenerativas como el cáncer.

No obstante, también tiene un factor anticoagulante que ayuda al sistema sanguíneo y mejora el rendimiento del sistema cardíaco, siendo muy beneficioso para personas con riesgo cardiometabólico. Es el caso de las personas con diabetes, a quienes también ayuda a prevenir episodios graves de esa enfermedad.

El vino blanco también es rico en resveratol, que lo hace un gran aliado contra las enfermedades de los pulmones. Por último, posee mucho ácido fenólico, una sustancia que reduce el deterioro neuronal y mejora la salud del cerebro.

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Diferencias con el vino tinto

El vino blanco se diferencia del tinto en muchas cosas. La comparación más evidente la vemos en el color que, tanto en la uva como en el caldo resultante, difiere en ambas versiones. La uva blanca, que en realidad suele ser verde o amarillenta, difiere notablemente de la uva tinta, que es de color granate.

No obstante, también hay diferencias en la colecta. Por ejemplo, la uva blanca se suele recoger antes que la tinta, por lo que es menos madura. Esto hace que el vino blanco sea más ligero y tenga un sabor más sutil. Además, también hace que el número de calorías y la graduación alcohólica sea menor que en el vino tinto.

Tras la colecta, hay otra gran diferencia en la producción. El proceso de macerado se realiza a menor temperatura en los vinos blancos, en torno a los 18º, mientras que en los vinos tintos se macera entre 24º y 30º. El resultado es un vino con aromas más ácidos y menos carácter que el tinto.

Por último, otra gran diferencia entre estas variedades tiene que ver con los taninos. Por un lado, el vino blanco posee más taninos poco maduros, lo que le otorga un punto más áspero. Por otro lado, el vino tinto posee más taninos maduros, de modo que adquiere sabores más amargos, con más textura y un sabor más complejo en boca.

Cómo se hace el vino blanco

barriles de vino

El vino blanco posee un elaborado proceso de producción desde que se cultiva la uva hasta que se sirve en la mesa. Este proceso puede durar meses y es por eso que se valoran tanto los vinos. Cuanto más cuidado y maestría se apliquen en cada proceso, mejor será el producto final. A modo de resumen, estás son las etapas por las que pasa el vino una vez que se ha recogido la uva:

  1. Limpieza o despalillado. Consiste en eliminar restos de ramitas, hojas, tierra, etc. De este modo, el sabor final será menos ácido y más intenso.
  2. Estrujado. Tras la limpieza, la uva se estruja con cuidado para extraer el mosto. Esta parte debe hacerse sin aplastar las pepitas y sin destrozar las pieles para que no se mezclen con la carne de la uva.
  3. Maceración. Tras extraer el mosto, este se deja macerar con las pepitas y las pieles para que adquiera más color y aromas. Sin embargo, este proceso es opcional y rara vez se usa para crear un buen vino blanco ya que, en general, el objetivo es conseguir un vino más refinado.
  4. Prensado. Acto seguido se aplasta el mosto junto con las pieles y las pepitas para extraer todo el jugo de la mezcla, un proceso que puede variar mucho según quién lo haga. El objetivo es conseguir un mosto de alta calidad.
  5. Fermentación. Llega el momento de convertir el azúcar del mosto en alcohol. Para ello se introduce el mosto junto con algunas levaduras en cubas en las que se deja reposando a unos 18º. En algunos casos, la fermentación se prolonga para que tenga lugar la fermentación maloláctica que hace que el vino sea menos ácido y tenga más cuerpo, algo más propio de vinos tintos.
  6. Maduración. Una vez fermentado, se deja reposar el mosto en la bodega. Según el tiempo que se deje reposando se determinará si el vino es joven, crianza, reserva o gran reserva.
  7. Crianza en barrica. Algunos vinos blancos también pasan por una etapa de maduración que aporta oxígeno a la mezcla.
  8. Envasado. Una vez madurado, el vino se estabiliza para eliminar sustancias en suspensión, se filtra para eliminar impurezas y, por último, se embotella.
  9. Crianza en botella. Finalmente, algunos vinos blancos pasan además otra etapa de maduración en la botella hasta que se pone a la venta.

Tipos de vino blanco

Según se haya dado el proceso de elaboración del vino y las uvas con las que se haya producido, el vino se podrá catalogar en estas categorías:

Según la cantidad de azúcar:

  • Vino blanco seco. Contiene un máximo de 5 gramos de azúcar por cada litro, por lo que posee más alcohol. La textura se aprecia más seca, con un sabor fuerte pero menos aromático.
  • Vino blanco abocado. Contiene entre 5 y 15 gramos de azúcar por cada litro. Es muy similar al vino blanco seco, pero algo más dulzón. También permanece más tiempo en la boca.
  • Vino blanco semiseco. Posee entre 15 y 30 gramos de azúcar por cada litro. Su sabor empieza a notarse más dulce, aunque no deja de ser áspero y su olor es más aromático.
  • Vino blanco semidulce. Contiene entre 30 y 50 gramos de azúcar por cada litro. Su textura es más suave, el sabor más complejo y su aroma más frutal.
  • Vino blanco dulce. Cuenta con más de 50 gramos de azúcar por cada litro. Este vino tiene un sabor más complejo que el resto, permaneciendo más tiempo en el paladar y siendo muy aromático. Se recomienda servirlos más fríos que las otras variedades para que se pueda disfrutar como es debido.

Según el tiempo de maduración:

  • Vino blanco joven. No ha pasado una etapa de maduración, ya que el mosto fermentado se embotella directamente. Aunque su sabor es afrutado y complejo, los enólogos no suelen prestarle atención pues lo consideran de baja calidad. Habitualmente, el vino se pone a la venta el mismo año de la vendimia o el año posterior.
  • Vino blanco crianza. El vino se madura entre 6 y 12 meses y después se deja envejecer en botella al menos 24 meses. En total, el vino puede estar en las bodegas hasta 3 años antes de ponerse a la venta.
  • Vino blanco reserva. Este vino se deja madurar un mínimo de 12 meses y después de envejece entre 2 y 3 años más. Su calidad es muy alta y sus sabores más finos y elegantes.
  • Vino blanco gran reserva. Es el vino más codiciado, ya que su elaboración es la que más tiempo y habilidad requieren para que el vino no se eche a perder. Esto supone un proceso de envejecimiento de un mínimo de 4 años en el que hay que ir revisando el jugo cada 6 meses o menos.

Variedades y tipos de uva blanca en España

racimo de uvas blancas

El vino blanco no sería nada sin la uva. Las hay de muchos tipos, aunque estas son las más utilizadas para elaborar este brebaje:

  • Uva Airén. Es la más extendida por todo el planeta, por lo que también es la que más se utiliza. En España es más fácil encontrarla en Castilla La Mancha, donde se la conoce mejor como Valdepeñera o Uva Manchega. El producto final es de color amarillo llegando a adquirir tonos verdes en los vinos mejor elaborados. Es poco ácido aunque tiene bastante alcohol.
  • Uva Albariño. La más conocida de las uvas gallegas y portuguesas es, en realidad, una uva de reciente creación. Su origen tiene lugar en la década de los 70 de mano de Jesús Requena, quien empezó a cultivarla en el norte de España. Da lugar a vinos ácidos y con bastante graduación, aunque suele emplearse junto a otras variedades de uva para elaborar el vino, por lo que el sabor puede variar notablemente.
  • Uva Albillo. Propia de Castilla y León, es una uva sensible y pequeña, que requiere más esfuerzo para ser recogida y limpiada. Su sabor final resulta algo amargo con cierta acidez.
  • Uva Cayetana. Es la más común en Badajoz y las zonas colindantes. Se diferencia porque de ella se extrae menos mosto que de otras variedades. El resultado son vinos jóvenes muy frescos.
  • Uva Garnacha Blanca. Esta uva curiosa y escasa propia del norte de España consiste en un cruce con una uva tinta con la que comparte todas sus propiedades salvo el color. Resisten bien a las sequías y al viento, lo que la hace ideal para lugares difíciles. A cambio nos da vinos con alta concentración de alcohol y acidez.
  • Uva Godello. Se trata de otra de las uvas habituales en Galicia que, además, se asemeja bastante a la Albariño. Es poco ácido y no genera vinos con una graduación mayor a los 13º.
  • Uva Macabeo. Presente en toda España, es una variedad que lleva expandiéndose desde hace décadas. También se la conoce como Viura en La Rioja. Es muy versátil, pues según se realice su cultivo dará lugar a vinos muy distintos.
  • Uva Moscatel. Prominente en la Comunidad Valenciana, en Málaga y en Canarias, esta uva proveniente de África acepta casi cualquier terreno aunque prefiere el clima mediterráneo. Su sabor es muy característico, duradero y aromático.
  • Uva Palomino. Es más habitual en Andalucía ya que resiste sequías y calor por igual. No es especialmente graduada ni ácida, aunque sí tiene aromas reconocibles.
  • Uva Parellada. Esta es la uva más fina y elegante de Cataluña. También se la ha llamado Montonec o Verda Grossa. Los vinos resultantes son ácidos y tienen un hermoso aspecto, ya que poseen muchos reflejos. Además, el sabor resulta fresco, algo cítrico y muy equilibrado en los aromas.
  • Uva Pedro Xímenez. Es más habitual encontrarla en Andalucía y en la Comunidad Valenciana. Es de las más dulces que hay, por lo que genera vinos con mucha graduación y mucho sabor.
  • Sauvignon Blanc. Una variedad francesa que encontramos en cultivos españoles como la D.O. Rueda. El vino que se obtiene es elegante, frutal y herbáceo.
  • Uva Verdejo. Es de las más cultivadas en torno al río Duero, por lo que se encuentra en muchas zonas peninsulares. Su calidad permite que se hagan vinos sin mezclas caracterizados por un sabor suave y aromas florales que toman el protagonismo.
  • Uva Zalema. Es habitual encontrarla en Huelva donde crece imparable. De ella se obtiene un vino muy amargo y ácido.

Existen muchas otras variedades de uva blanca, claro está, aunque estas son las más habituales en España. Si indagamos más, podremos encontrar otras joyas como la uva Viognier, la Treixadura, la Torrontés, la Riesling, la Malvasía, la Loureira o la Chardonnay, entre muchas otras.

Denominaciones de origen del vino blanco en España

Ordenadas alfabéticamente, estas son las Denominaciones de Origen de vino blanco en España:

  • Abona
  • Alella
  • Alicante
  • Almansa
  • Arlanza
  • Arribes
  • Bierzo
  • Binissalem-Mallorca
  • Bullas
  • Calatayud
  • Campo de Borja
  • Cangas
  • Cariñena
  • Cataluña
  • Cava
  • Chacolí de Álava
  • Chacolí de Getaria
  • Chacolí de Vizcaya
  • Cigales
  • Conca de Barberá
  • Condado de Huelva
  • Costers del Segre
  • El Hierro
  • Empordá
  • Gran Canaria
  • Jerez-Xérés-Sherry
  • Jumilla
  • La Gomera
  • La Mancha
  • La Palma
  • Lanzarote
  • Málaga
  • Manchuela
  • Manzanilla Sanlúcar de Barrameda
  • Méntrida
  • Mondéjar
  • Monterrei
  • Montilla-Moriles
  • Montsant
  • Navarra
  • Penedés
  • Pla de Bages
  • Pla de Llevant
  • Priorat
  • Rías Baixas
  • Ribeira Sacra
  • Ribeiro
  • Ribera del Duero
  • Ribera del Guadiana
  • Ribera del Júcar
  • Rioja
  • Rueda
  • Sierras de Málaga
  • Somontano
  • Tacoronte-Acentejo
  • Tarragona
  • Terra Alta
  • Tierra de León
  • Tierra del Vino de Zamora
  • Toro
  • Uclés
  • Utiel-Requena
  • Valdeorras
  • Valdepeñas
  • Valencia
  • Valle de Güimar
  • Valle de la Orotava
  • Vinos de Madrid
  • Ycoden-Daute-Isora
  • Yecla

En cualquier caso, los más entendidos siempre apuntarán a estas denominaciones como las mejores en vino blanco de España:

  • D.O. Rioja
  • D.O. Cava
  • D.O. La Mancha
  • D.O. Ribera del Duero
  • D.O. Valdepeñas
  • D.O. Valencia
  • D.O. Rueda
  • D.O. Cariñena
  • D.O. Cataluña
  • D.O. Navarra

Los mejores vinos blancos de España según los catadores

Si lo que buscas es uno de los mejores vinos blancos, los catadores coinciden en señalar estas botellas:

  • Lagar de costa. Un Albariño con clase y muchos galardones a sus espaldas. Es un vino fino, elegante y complejo. El precio ronda los 70€.
  • Corisca Albariño Ecológico. Considerado el mejor vino Albariño ecológico. Es un vino muy balanceado y que se percibe como majestuoso. Son de producción limitada, por lo que su precio y disponibilidad varían año tras año.
  • Pazo Señorías. Elaborado con la mítica uva Chardonnay, es un vino potente, intenso y complejo. Se valora mucho entre los enólogos y su precio no baja de los 60€ por botella.
  • Valmiñor. Un vino muy fresco, más bien ácido y muy aromático. Es una delicia combinarlo con pescado y sabores del Atlántico. Se posiciona como una opción gourmet más asequible que otros grandes vinos, pues lo encontrarás por unos 30€.
  • Pazo Pondal. Un albariño brillante, fresco y muy frutal. Es de cata obligada, pues es muy asequible: tan solo unos 8€.
  • Tempranillo blanco de Rioja. Aflorado, intenso y refrescante, este vino acompaña bien en aperitivos y comidas a la luz de las velas. Una opción asequible por menos de 12€.
  • Verdejo Verdeal. Un Verdejo de Rueda con mucho cuerpo, aroma y complejidad.

Aunque la lista podría seguir ampliándose notablemente, pues España es tierra de vinos y, entre ellos, muchos de los mejores vinos blancos del mundo.

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